Dando vueltas

Se le hizo un nudo en la garganta al ver a Yuma poner cara de ponerse a llorar. No pudo reprimirse, le rodeó en un estrecho abrazo intentando cubrirle de forma protectora.

-No vuelvas a ponerte en peligro, porlomenos no de una manera tan obvia.

Le soltó al momento por miedo a dejarle sin aliento. Se había sentido muy raro, apenas mostraba sus sentimientos y ahora se estaba comportando de manera cariñosa con el pequeño, no, no era normal.

Cuando le respondió el abrazo cerró los ojitos con tranquilidad, ya no le apetecía tanto llorar. No tanto como antes.

El pajarillo comenzó a piar para que le hiciesen caso y Yuma soltó a Straz para coger al pequeño, miró hacia el otro con una sonrisilla traviesa.

-Creo que le llamaré Kaji, significa fuego, como tu nombre -ladeó la cabeza de forma infantil y con su ancha sonrisa- Lo has salvado tu y es de color del fuego.

Se le curvaron los labios ligeramente cuando escuchó el nuevo nombre.

- Como quieras.- Echó un vistazo al pájaro que intentaba llamar la atención. – Celoso.

Le acarició y repitió su nombre, este pió con alegría, parecía gustarle o simplemente pedía más comida, por si acaso alcanzo otro pedazo de pan y se lo dio, ahora estaba satisfecho, se acurrucó tranquilamente con intención de dormirse.

-¿Sabes cuidarlo?

-No-contestó mirando hacia el cielo-Pero daré lo mejor de mí!

Acarició a Kaji por la cabeza, en la zona de las plumas mas cortas, a los pajaros no les gustaban que le tocasen las alas.

-Lo que me preocupa es si sabré cuidar de tí-comentó mirando el pájaro y con expresión extrañamente seria.

-Te ayudaré.

Seguro que tenía que haber alguien en la ciudad que supiera cuidar de esos bichos, si mal no recordaba había una pajarería con animales exóticos, no había visto de la especie de Kaji, pero no algo sabrán, no hay mucha diferencia en el cuidado de pájaros ¿no?

-¿Volvemos a la ciudad?- Miró al cielo, el sol estaba muy alto. – Empieza a hacer mucho calor.