Comprando ropa para una dama mojada

En poco tiempo llegamos a la ciudad, me dirigí hacia la zona de comercio y con ella en tierra firme entramos por fin en una tienda de ropa de bastante prestigio. Hace semanas entré en aquella tienda para comprar un regalo y la calidad de la mercancia era excelente. La tienda era bastante grande, tenía ropa y joyería. Nos paseamos un poco por el interior.

-Coge lo que te guste, yo pago.

Al final el chico n me había mentido por segunda vez...aun asi no me fiaba mucho, tan amable y servicial, llevandome a una tienda cara.Me acerque a unos pantalones, era de hombre, y ni siquiera me gustaban, pero solo quería mirar el precio
- O_O hombre, es que yo ni pienso, ni tengo suficiente dinero para pagar esto.... - Dije con los ojos desorbitados al ver el escandaloso precio de la ropa. ¿Como conseguían los ricachones tanto dinero? Las telas eran de lo mejor si....pero eran demasiado caras para mi. - Eeem.....le recuerdo que yo soy de la clase media tirando para baja...no debería ir por hay regalando ropa de este precio....

-Puedo permitírmelo. Vivo solo, el sueldo se me queda grande. dije mientras pasaba la mano por varias prendas, en gesto evaluador. En aquella tienda también había ropa para mujer. Saqué un vestido de colores opalinos, que emitía ligeros destellos de luz, que cambiaban de tonos según le diese la luz, era un vestido precioso y se veía muy cómodo. Me volví hacia ella, ofreciéndoselo. -¿Te gusta este? Puedes probártelo allí dije, señalándole los probadores.

- *//* Nya!! - Dije agarrando el vestido con ambas mano y después carrspeé soltandolo un poco avergonzada por mi comportamiento. Vale, si, era pobre, pero eso no implicaba que no me gustara la ropa bonita. - -//- v-voy a probarmelo......
Dije quitandole el vestido cuidadosamente y metiendome dentor del probador. Me quité rapidamente mi vestido azul verdoso, ahora aun mas verdoso por culpa del agua. También tenía la piel un poco humeda, pero no estropearia el bonito vestido. Me lo pusé con cuidado y me miré en el espejo. Me gustaba mucho como me quedaba. Agarré el vestido estropeao y salí para mostrarselo. Me sentía un poco rara...le estaba enseñado a un desconocido como me quedaba un vestido (carisimo seguramente) como si nos conocieramos de toda la vida

Cuando Lydicé salió del probador yo llevaba un par de zapatos planos de color blanco que pegaban increiblemente con el vestido. La miré con una sonrisa, le quedaba genial. -Me temo que voy a tener que arrestarte, te queda de delito dije sinceramente. Luego reparé en que sus zapatos estaban mojados, por eso le había cogido aquellos otros, se los mostré para ver si le gustaban. -Pensé que necesitarías unos zapatos secos

Desvié la vista sonrojada por el piropo y luego miré los zapatos. Eran muy bonitos, segura que tambien demasiado caros para mi. ¿Que me dirían mis padres cuando me vieran llegar a casa con todo eso?
- ¿Zapatos tambien? ¿Tu eres modista o agente de paz? - Bromeé y negué con las manos - No puedo aceptar tanto, ni siquiera he mirando el precio, como lo haga no podría dejar que lo compraras, seguro que es carisimo.

-No te preocupes, espera, ire a caja. Fui al mostrador, una señora de mediana edad me atendió. Puse los zapatos sobre el mostrador y le indiqué el número del vestido que llevaba Lydicé. Le entregué mi tarjeta salaria y la señora cobró ambos artículos. Después volví hasta Lydicé y le entregué los zapatos. -Ya están pagados, así que tendrás que ponertelos, espero afuera. dije y salí a la puerta a esperar mientras ella se calzaba.

- ¬¬ Vaya, que bien me escucha el señorito - Dije yo mientras me quitaba los zapatos a las malas y me ponía los nuevos. La mujer que habia atendido a "mi acompañante" ( a falta de nombre tendría que llamarle de alguna manera ¿no?) Guardo todas mis cosas y educadamente me ofreció una bolsa con el nombre de la tienda. La acepté con una sonrisa, con aquel vestido hasta parecía que tenía dinero...era increíble lo que hacía la buena apariencia, si hubiera intentado entrar sola la dependienta me habría hechad a patadas. Salí bolsa en mao y le miré cruzandome de brazos
- ¿Contento?

-Si, creo que no te he dicho mi nombre, soy Sigmund. le dije, con una sonrisa. Miré entonces mi libreta virtual para comprobar la hora. Estaba de suerte. -Vaya, mi turno de patrulla ha acabado. Tiempo libre ¿Quieres que te lleve a casa? Si no tienes prisa podríamos dar una vuelta, me quería comprar algo de ropa, no me apetece ir hasta la C.A.P a cambiarme.

Me encogí de hombros. No era muy acertado pasear con agente de la paz cuando gran parte de los rebeldes me conocían, pero en cierto modo se lo devía, la ropa nueva debía de haverle costado cara, lo meno que podía hacer era aceptar su oferta- Vale, mientras no intentes ir a mi casa me da igual acompañarte a donde tu quieras, tengo tiempo - Dije yo aunque como hubiera intentado volver a entrar a esa tiendo a comprar ropa no le habría dejado, seguramente con el precio del vestid mi familia podría haver comido una semana

-¿Por qué no quieres que vaya a tu casa? ¿Tienes problemas? pregunté inquisitivo. Tenía curiosidad, antes intentó escapar con tal de que no fuese a su casa. Mientras caminabamos en la calle en buscar de una tienda decente.

Le miré de reojo. -w-U...Vaya con la preguntida...- No, no es eso, gracias a dios yo aun tengo una familia y me llevo muy bien con ella - ¡Pero si te digo que ayudamos a los rebeldes no la tendre! - N-no me gustan que mevean con agentes de la paz cerca de casa.......
Me excusé aunque era, en parte, mentira, no es que no me gustara, es que los agentes de paz me daban miedo.

-¡Ni que hubiese una organización de rebeldes en tu casa, jajaja! bromeé. Me llamó la atención una tienda cuyo rótulo era "Stellarum". La fachada se veía muy cuidada, nueva, y majestuosa. Le indiqué a Lydicé que entrásemos allí. La disposición de la ropa era similar a la de la tienda anterior, salvo que en ésta la ropa colgaba de unos colgadores (valga la redundancia) que en vez de tener forma de percha, tenían forma de estrella. Me dirigí hacia uno de los colgadores y cogí de él dos prendas. Una camiseta tank (que no tiene mangas) ajustada de color amarillo con adornos lineales negros y blancos (como en la firma) y unos pantalones vaqueros azules de dos tonalidades abombados, con un motivo negro y blanco como el tank. -¿Qué te parece? le pregunté a Lydicé mientras me lo colocaba por encima, como cuando uno tantea la talla de las prendas.

- Muy......¿conjuntado?... - Die y mirando la ropa, ciertamente, era un cojunto - No se mucho de ropa la verdad...pero supongo que te sentar bien. Me llamo Lydicé, auque supongo que ya lo sabras ¬.¬ como me timaste antes para identificarme..
Dije pinchandole con un dedo en el hombro

Le saqué la lengua mientras me dirigía hacia el probador. Una vez dentro me cambié de ropa, la nueva se sentía más cómoda y ligera, suspiré aliviado, *Esto ya es otra cosa* pensé. Salí del probador y volví con Lydicé. -¿Qué tal me queda?

Le miré
- Muy bien - Dije yo y le miré, la verdad es que con esa ropa nunca habría dicho que sería un agente de la paz. - Deberías usar eso mas a menudo -w- me das mal rollo con el trajecito de agente de paz

-Mal rollo T_T bueno por lo menos me alegro de que ahora ya me veas mejor Me miré en uno de los espejos que había en la pared. A decir verdad me quedaba estupendo. Me acerqué al mostrador y volví a hacer uso de la tarjeta, que estaba prácticamente nueva. Volví con el uniforme en una bolsa estereotipada de la tienda en mano y salimos de la tienda. -Empieza a hacer algo de calorcito. ¿Te apetece que te enseñe mi casa? Así me vendría bien para dejar la bolsa y tal

¿Su casa? Vaya...esto si que era un dia redondo....Turismo por la vida de un agente de paz wiiii
- ¿Una de esas casas de ricachones? Nunca he entrado en una - Dije yo sorprendida por la invitación. ¿Era normal que una agente de paz te invitara a te comprara ropa y te invitara a su casa? no, no lo era - ¡Vale!

Alcé la mano derecha mientras con la otra me llevaba los dedos pulgar e indice a la boca, y tras lanzar un ensordecedor silbido grité -¡¡Taxi!! uno de los aerodesliazdores urbanos que sobrevolaba el lugar descendió hasta nosotros, la puerta trasera de gaviota se abrió y ambos nos montamos en el taxi. -Al kilómetro excéntrico de Dixor número 8




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