Reparación y actualización de mi brazo

Mientras entrenaba, mi brazo robótico, descendió bruscamente sus capacidades y empecé a notar fallos en él. Cada cierto tiempo tenía que ir para que me lo actualizaran con las nuevas tecnologías inventadas para este tipo de casos. Era muy molesto tener algo tan grande como brazo, pero también tenía sus ventajas, fuerte, resistente…Tampoco me quería deshacer de él ya que me sirve de gran ayuda en mi trabajo.
Normalmente odiaba ir a ese proceso de actualización ya que me producía un daño terrible, en los huesos de todo el cuerpo, las maniobras que ejercían en el brazo, -esta vez espero que el dolor que me causen sirva para algo- me decía a mi mismo a la vez que caminaba hacia los laboratorios.
Por fin llegué, puse mi huella dactilar en el recuadro correspondiente incrustado en la pared de la fachada de los laboratorios y espere a que el reconocimiento de esta fuera positivo, en efecto, las puertas se abrieron y pasé a una gran sala donde me esperaba una mujer, la bella ingeniera que normalmente me atendía -Hola, buenas noches, vengo a actualizarme y repararme esta vieja chatarra- dije mostrando una leve sonrisa, y esperé a que me diera instrucciones.

La chica estaba exmainando algunos papeles, sentada en una silla, revisando informes y cosas así cuando una voz conocida le llamó la atención y alzó lentamente la mirada. Sonrió.
-Que de tiempo teniente Van. Y eso, como lo llamais, no es una chatarra. Ya querrían muchos tener una extremidad artifical tan eficiente y resistente como la tuya.
Se acercó a él y sin miramientos le alzó el brazo robotico, alzando la ropa hasta por enicma del codo y lo examinó con ojo crítico.
-No deberías macharlo tanto. Es resistente pero todo tiene sus limitaciones.

La joven me animaba cada vez que le contaba alguna disconformidad que tenía con mi brazo. –La verdad es que te tengo que dar la razón guapa, no me puedo quejar de esto- pero me sonrojé ligeramente cuando me dijo que estaba sucio el trozo de metal, no quería que se llevara una mala impresión de mí –ah si la suciedad, como te dije acabo de venir de entrenar, me he duchado, pero no me ha dado tiempo de pasar por mi casa y limpiarlo-.
-Haber si puedes hacer algo con esto, tu que entiendes- le dije bromeando a la ingeniera.

Al ver como el hombre se sonrojaba no pude evitar sonreír. Le hacía gracia ver a un hombre así snorojandose. La mujer suspiró ligeramente tomando el brazo con algo de rudeza, como si realmente no estuviese pegado a alguien. Lo siguió examinando, ahora concentrándose más en algunas piezas más vitales para le buen funcionamiento.
-Necesita una puesta apunto.. cambiar un par de piezas..-dijo tocando el frío metal con los dedos.- Y, te repito, debes tener mas cuidado con la limpieza! Es muy raro que alguna pieza de estas se oxide, pero mejor prevenir a curar. Si una pieza se oxida lo puedes pasar bastante mal.