Residencia de Sigmund Froid

Ladeé la cabeza ligeramente mientras chasqueaba la lengua indicando negación. -Eso no lo he aprendido en la C.A.P... de todos modos, puedo enseñarte si quieres me percaté entonces en la suavidad de su piel, me quedé unos instantes mirándola a los ojos silenciosamente. -O podemos hacer otra cosa, algo que te apetezca.

Le miré pensativa. ¿Algo que me apetesca? ¿Que me apetecía? Realmente no sabía que hacer.
- ¿Por que no me dices cual es tu trabajo ese secreto de bio no se que? - Le pregunté sonriendo curiosa. La verdad es que me picaba la curiosidad.

Sonreí. Aquella muchacha no abandonaba una idea cuando se le metía en el coco. ¿Decírselo o no decírselo? Bueno, si se le ocurría contarselo a alguien siempre podría recurrir al borrado de memoria. La tomé de la mano para llevarla al pasillo, pasamos varias puertas hasta llegar a una que no tenía pomo ni tirador ni nada por el estilo. Puse la palma de mi mano a la altura de donde debía de haber algun pomo, y tras un ligero click la puerta se abrió, dejando ver una amplia estancia, en la que había multiples vitrinas, mesas, probetas, microscopios y demás herramientas científicas. La conduje hasta el centro de la habitación, donde una gran esfera de cristal estaba rodeada de una mesa circular de mandos, llena de botones y cosas extrañas. En el interior de la esfera estaban dos conejitos blancos como la nieve, comiendo unas zanahorias y retozando en la hierba que artificialmente creaba para ambientarles en un sitio más o menos natural. La esfera desde fuera se veía transparente, pero desde dentro se ve como un cielo con apenas nubes. -Todos los seres vivos tenemos genes. Los genes son fragmentos de material genético que se encargan de transmitir determinadas características hereditarias. No sabía muy bien si aquella descripción le valdría a Lydicé, así que decidí hacerlo más facil. -Es decir, estamos compuestos por 25.000 bloques pequeñísimos, estos bloquecitos tienen información, nuestro color de ojos, nuestra estatura etc... observé con cariño a los conejitos. -Maka y Conna me estan ayudando a encontrar el bloquecito de las malas acciones, de modo que podré quitar el bloquecito que hace que nos hagamos daño los unos a los otros Esperé a ver su reacción.

Me dejé guiar por la casa contenta de que me fuera a contar su secreto, la verdad es que la curiosidad que tenía era bastante. Miré la gran sala llena de cosas. Pero lo que mas me llamo la atención fue aquella gran esfera.
- Nyaaa *w* conejitooos ¡Que bonitooos!!! - Dije mientras miraba los animalitos de aspectó tan blandito y achuchable. Me encantaban los animales, pero sentía cierta lastima por que estubieran allí encerrados. Miré a Sigmund - Pero eso debe de ser muy complicado ¿no? -3- y por cierto, no soy tan torpe, se que son los genes.
Le reproché.

Miré a Lydicé mostrando un resquicio de resignación con la mirada. -Ciertamente llevo bastante tiempo investigando, pero es un proyecto demasiado complicado. Alejé de mi mente aquel sentimiento y volví a mirarla con una sonrisa. -¿No te gustaria cambiar el color de tu pelo, de tus ojos o algo?

- OwO ¿Tu puedes hacer eso? - Pregunté mirándole sorprendida. Pensaba que eso solo se podían hacer en quirofanos en lugares como el COMAT. Siempre me habían preguntado si el color miel de mis ojos era natural y la verdad es que así era, según mi madre aquel color era inusual.
- nunca lo habia pensado, pero no me gustaria cambiar de color permanentemente <.< si se pudiera hacer solo temporalmente me gustaria probarlo

-Claro, puedo hacerlo tanto permanentemente como temporalmente. Me acerqué a un armario y de él extraje dos aparatitos con un diseño muy gracioso, que daba la sensación de un juguete. Los dejé sobre la mesa redonda. -Éste sirve para cambiar el estilo y el color de pelo, rizado, liso, castaño oscuro, rubio, rosa... -dije señalando el primero- Y este otro sirve para cambiar el color de ojos -comenté señalando el otro aparato- Ambos pueden hacerlo a dos potencias, una para siempre y otra temporal, que dura 24 horas. La miré con una sonrisa, era divertido jugar a los disfraces con esos aparatos. Pero si lo aplicas nuevamente sin que hayan transcurrido las 24 horas, el efecto se cancela. Era algo realmente util, el poder revertir los efectos. -Por cierto, los he inventado yo ;3 le dije, con un guiño.

- OwO tuu!? - Dije sorprendida mientras miraba los aparatitos. - Alaa...·w· yo intento hacer eso y acabo con el pelo como una escoba y de color fosforito.
Dije mientras toqueteaba los aparatos con cuidado de no pulsar ningún botón y liarla.
- ÒWÓ ¿Y podrías ponerle a los conejitos el pelo de color rosa? Aaah!!! >W< seria una monadaa!! - Dije imaginándome a los animalitos de ese color. - wii si esto se puede quitar molaría jugar un rato ·-· pero mi padre me mata si llego con esto puesto a casa, no le gustan estas cosas.....
Dije mientras seguía mirando los aparatos y luego mire a Sigmund y sonreí

Cogí uno de los aparatos, tecleé un par de botones en la mesa y con el brazo extendido comencé a atravesar el cristal como si fuese de gelatina. Apunté a los conejitos con el instrumento y presionando una especie de gatillo ambos animalitos fueron víctimas de unas ondas multicolores que acariciaron su pelaje, erizándolo levemente, mientras éste comenzaba a tornarse rosa desde las puntas hasta las raices, los animalitos se olisquearon y observaron al notar en su compañero su nuevo color. Saqué el brazo y volví a teclear algo en la mesa. -¿Que graciosos están así no? dije con una sonrisa.

- ¡Oooooooh!!!! >W< que monadaaa! - Dije yo mirandolos - Oyee... ¿puedo cogerlos o no se pueden tocar?
Pregunté mientras miraba a los conejitos y luego miraba a Sigmund con ojitos suplicantes. ¡Quería tocar unos conejitos blanditos y de color rosa!! ¿Que había mas adorable que aquello?. Ahora que los veía no me importaria tener el pelo rosa por un rato