Un momento de tranquilidad

Parado frente al solitario mar, de noche, había nadado un rato por lo que el jean se le pegaba como una segunda piel, el cabello no dejaba ver absolutamente nada de su rostro, y lo único seco, su camisa estaba doblada en otro lado de la playa, junto con sus zapatos. Metió ambas manos en el bolsillo de su pantalón, y alzó su mirada hacia la luna, era luna llena, la misma luna que había cuando sucedió todo aquello del primer día de sus recuerdos. Llevó su mano a su hombro, se podía sentir el inicio de la cicatriz en su espalda.

Estaba tirada en la arena, totalmente sola. Había planteado el bañarme pero no estaba muy segura, y si cogía frio iba a enfermar, así que prefería no arriesgarme, porque era una noche fresca. La brisa suave, con olor a mar, venia desde la masa enorme de agua, a mis pies, y mecía mis cabellos en una éfímera caricia. Miraba fijamente la luna llena, apreciando la calma y la tranquilidd. Parecía que no existiese nada más en el mundo aparte de aquella playa, el mar y la luna, aunque desgraciadamente, aquello fuera una enorme mentira y tendría que salir a la realidad en cuanto acabara la noche y tuviese que marcharme de aquella linda playa. Adoraba estar en Tierra de Nadie porque parecía que no existia nada.. ni el impeiro, ni los agntes de paz, ni las ciudades tecnologicas.. solo la sencillez de aquella isla.

Comenzó a caminar hacia su ropa cuando reparó en la presencia de alguien más aparte de él en la playa. Era una mujer, lo podía diferenciar por aquellas curvas que se podían notar aún por encima de la ropa, sin embargo la ignoró, quizás al igual que él estaba buscando desconectarse de todo y él, no era quién para perturbar aquello.

Al llegar a su ropa se sacudió un poco, dejando ver su rostro por fin que antes estaba debajo del cabello escondido, rara vez se veía su rostro sereno como en aquel momento, no a la defensiva como siempre.

Sentí la presencia de alguien y alcé la vista hasta encontrarme con lso ojos de un muchacho, muy apuesto (todo había que decirlo) parecía haber ido a aquel lugar con la misma finalidad que yo. Me incorporé mirandole fijamente sin reparar en que estaba siendo algo descarada y alcé la mano en forma de saludo.
-Hola...

Escuchó el aludo y su mirada fue a parar a su acompañante lejana en la playa. Le miró directamente a los ojos, y supo identificar el descaro con que la mujer le miraba. Sus labios sin querer se curvaron en una sonrisa, sólo de vez en cuando podía jugar a tener sentimientos, éste, parecía uno de esos momentos.

Tomó la ropa entre sus manos y caminó hasta donde estaba la mujer, su rostro aún demostraba frialdad, sin embargo la mueca autosuficiente le agregaba cierto atractivo.

- ¿Perturbé su momento de descanso señorita?