Edificio As, apartamento 32

Le miré ya un tanta desesperada. ¿Ni siquiera podía desahogarme insultandole un poco?
- Lydicé Strake..- Dije seguido de un hipo y me pasé las manos por las mejillas, limpiandome las lagrimas. ¿A si que ella era su heramno, al menos no se gastaba la msima mala ostia que el hermanio, menos mal, no hubiera soportado a una mujer de tal calibre. - Vale perdona.....no lo insulto mas...
Dije aunque als palabras me sonaban raras y la voz sonaba como tubiera un nudo en las cuerdas vocales por culpa del llanto

- Era broma, la mayoría del tiempo mi hermano merece que lo insulten, pero no se puede hacer demasiado, él es así con todo el mundo, por suerte me exceptúa de ese mundo, sino ya lo hubiese mandado a comer mierda se tapó la boca apenada, ese vocabulario, se le estaba pegando de sus nuevas juntas.

- Lo siento no fue mi intención ser grosera

- No pasa nada - Dije mientras le miraba aun con ojos aun llorosos, lo de que se comportaba así con todo el mundo no hacía falta que me lo dijera, ya lo había comprobado yo perfectamente - Que suerte tienes que a ti te trate mejor, parece que me odia
Pregunté inocentemente mientras le miraba

- No le queda de otra, tenemos la misma sangre dijo con una sonrisa, sonrisa que se borró al escuchar la puerta al ser tirada, para dar lugar a unos pasos que resonaban acercándose a la habitación, para dar lugar a un pelinegro muy cabreado que comenzó a buscar por los cajones de su armario algo que se le había quedado.

- Alex llamó su hermana pacientemente
- ¡ALEX! le dijo para luego acercarse a él y agarrarlo por el cuello de su camisa para que se volteara ¿Se puede saber porque fuiste tan cruel con Lydicé? el pelinegro solo miró a su hermana con indiferencia y siguió buscando hasta que por fin sacó la pistola que encontraba y se la metió en la gabardina
- Eso es algo que no te importa y quitó su brazo para caminar hasta la salida pero esta vez Angelique lo agarró por el .
- No me ignores cuando te hablo el pelinegro sacó la pistola de su gabardina y apuntó al estómago a la mujer
- Y tu no estorbes cuando tengo trabajo que hacer dijo quitándole el seguro al revolver.

Me quedé asustada al ver la mala leche con la que había llegado y mucho mas sorprendida al ver el arma. Les seguí mientras ambos discutían y empujé a Anglique cuando le puso la pistola sobre el estomago
- ¡Como eres capaz de amenazar a tu hermana con una pistola! - Le dije temblando de miedo. Las armas me daban mucho miedo, pero al hacer aquello había pensado en mi hermana. ¿Era su hermana no? ¿Como era capaz de amenazarla con una arma? ¡Podría matarla!

La muchacha se rió nerviosa, seguramente aquella chica era muy sensible y no estaba acostumbrada a aquello, pero que su hermano le apuntara con un arma, era casi una costumbre.

- Tranquila, nosotros peleamos así, pero él jamás podría hacerme daño ¿verdad?

El pelinegro la miró con una clara advertencia en sus ojos y se dio media vuelta para salir de allí, tenía trabajo que hacer.

- Yo me tengo que ir, mañana tengo clases temprano dijo viendo su reloj, como si la pelea jamás hubiese tenido lugar en aquella habitación.

La menor de los hermanos puso una mano en el hombro del mayor, esa era su forma de decirse que lo siguiente que diría era una sugerencia y no una orden.

- Deberías seguirla, ella no es una mala chica le dijo para luego salir de allí saltando tal cual blancanieves en el bosque, pasó por al lado de la chica, pero sabía muy bien que no era a ella a quien quería ver, por lo que sólo le hizo un gesto con la mano a manera de despedida.

Por otra parte, Geyvor soltó un suspiro cansado, sabía que se había pasado sin embargo, no lo reconocería o por lo menos no directamente, al parecer, no trabajaría aquella noche.

Salió del apartamento dejando la puerta abierta, y bajó las escaleras hasta que se encontró en la planta baja a Lydicé. Se sentó a su lado, sin mirarla, no quería mostrarse debil ante nada y ante nadie Vamos a arriba, mañana yo te acompañaré a la estación, mientras tanto necesitas descansar

No dije nada. Lo primero que pensé era que no, no quería. ¿Llevaría el arma encima? Como si los momentos anteriores volvieran a suceder noté el orifico del arma sobre mi estomago y prácticamente pude volver a vivir aquel momento.
Y por que las armas me daban tantísimo miedo yo me había entrometido entre dos hermanos (básicamente los dos igual de locos y ambos me trataban prácticamente igual) y a la chica a la que intente defender quedando como una estúpida no se había ni despedido de mi.
- ¿L-lle....llevas "eso" encima? - Dije refieriendome al arma, no quería verla ni en pintura, creo que no soportaría ver un arma nuevamente en semanas. Me abracé las rodillas, escondiendo el rostro en el hueco que las piernas dejaban entre las rodillas y el pecho, para que pudiera verme. Me sentía ridícula, nunca me había importado llorar delante de nadie, pero ahora me sentía verdaderamente dedil, debe de ser muy ridículo estar en pleno ataque de pánico cuando el "peligro" ya había pasado. No podría mirar a la cara a nadie de aquella casa.

El pelinegro soltó un suspiro cansino.

- La dejé arriba, no iré a trabajar ya dijo para después taparse los ojos con la mano, estaba realmente cansado, ¿cuantos días ya tenía desde la última vez que se había desmayado por la falta de sueño? ¿siete? seguramente no aguantaría otro día en pie.

- ¿Subimos?

Al poco tiempo dejé de temblar. Al menos no llevaba el arma encima, y el ataqué de pánico parecía desaparecer lentamente. Tenía que subir, no había otra alternativa, seguramente el solo pensaba que era un problema dejar una chica hay en medio
- V-vale..... -Levanté la vista, mirándole a través de rubios mechones de pelo, aunque me costaba un poco verle, por culpa de las lagrimas. Me incorporé y cuando fui a apoyarme en el pie izquierdo sentí una punzada de dolor, seguramenteme me había hecho daño en alguna de esas caídas, si es que era una torpe para andar. Me agarré al brazo de Geyvor mientras me miraba le pie dañado.
- C-creo que me he hecho daño....- Puntualicé sin levantar la vista hacía el chico. Me sentía demasiado humillada, seguramente el estaba hay aguantando las ganas de meterme una bala en el entrecejo, o quizás le daba lastima ver a una niña en un estado de debilidad como el que había tenido yo. De pronto sentía como si me hubieran dado una paliza, los golpes comenzaban a pasar factura....necesitaba descansar, dormir un rato

Sin decir absolutamente nada, el muchachó se paró, pasó un brazo por la espalda de Lydicé, y agachándose, otro por la altura de sus rodillas, para cargarla al estilo nupcial. Al principio se tambaleó un tanto, el cansancio le estaba comenzando a pasar factura, pero luego de tomar una gran bocanada de aire, comenzó a subir con Lydicé en brazos.

Al llegar al departamento, sin reparar en la mirada curiosa de su compañero caminó directo al cuarto y depositó a la rubia en su cama, para luego quitarse la gabardina y salir en busca de una bolsa con hielo a la cocina. Volvió de nuevo al cuarto pero al estar en el marco de la puerta tuvo que sujetarse fuertemente para no caerse ya que por segunda vez se había mareado. De nuevo, volvió a respirar profundamente y continuando con su labor, dejó la bolsa con hielo en el pié lastimado de Lydice, no sin antes cubrir este con una toalla.

Sin decir palabra, se quitó tambien el suéter y se sentó en la cama, con la espalda apoyada en la pared, cerrando los ojos, y estando allí se quedó profundamente dormido.

Me dejé agarrar y me agarré a sus hombros. Me parecío que el estaba tan, o mucho mas cansado que yo, me hubiera negado a hacer aquello si no fuera por que no tenía mas remedio. Aun así no me sentí con el valor suficiente como para levantar la vista y darle las gracias.
Me acomodé en la cama mientras Geyvor iba, con claro cansancio hacía fuera y regresaba, costosamente, con una bolsa de hielo que hizo que el tobillo dañado y todo mi cuerpo se estremeciera por el gélido contacto.
Iba a darles las gracias cuando me di cuenta de que se había dormido. Levanté la vista hacía el. Dormido resultaba muy atractivo, y aquellos ojos autoritarios y que tanto me intimaban, al estar cerrados y con aquella expresión de tranquilidad endulzaban el rostro del chico hasta hacerlo hermoso. Aquellos pensamientos hicieron que me sonrojara un poco, y me alegre de que el durmiera. Como pude le tumbe en la cama, a mi lado, y posteriormente y agotada me tumbé a su lado . La cama era lo suficientemente grande como para que ambos estuviéramos tumbados en ella pero tampoco dejaba el suficiente espacio como para tener libertad de movimientos, pero aun así apenas tarde poco tiempo en caer rendida por el sueño
- Gracias...- Le susurré justo antes de caer rendida aunque sabía que no podría oírlo.

Se despertó a la mañana siguiente, como siempre cuando caía por cansancio, no había tenido aquella recurrente pesadilla. Abrió los ojos con pereza y frnció el ceño al notar que no estaba solo en su cama, aunque ahora que lo recordaba el no se había quedado dormido acostado en su cama, sino sentado, pero le restó importancia.

Intentó levantarse, pero ahora que se daba cuenta el tenía abrazada a Lydice y viceversa, por lo que iba a ser jodidamente difícil levantarse sin despertar a la muchacha. Resignado volvió a cerrar los ojos, ya esperaría que se despertara la mujer para él levantarse.

Abrió los ojos muy poco, casi entrecerrados, había terminado de desperarse totalmente y ahora si estaba consciente de la situación tan comprometedora en la que se hallaba. Miró con disimulo la muchacha que estaba frente a él, definitivamente cuando la gente dormía sus defectos desaparecían, cuando estaba despierta era demasiado bulliciosa, casi molesta, sin embargo así hasta le parecía hermosa.

Roló los ojos fastidiado por sus pensamientos y decidió que lo mejor era hacerse el dormido para voltearse, así mataría dos pajaros de un tiro, ni se sentiría culpable por despertarla y aparte se podría zafar de aquella situación, y así lo hizo, a los pocos instantes estaba dándole la espalda a la muchacha, si se asustaba al despertar y ver la cicatriz en su espalda no sería su culpa.

- Deberías dejar de hacer eso, hace cosquillas respondió con la voz pastosa por haber sido la primera vez que la usaba en aquel día, se dió media vuelta para quedar boca arriba y mirar por el rabillo del ojo a la rubia.

- Veo que ya estás despierta, ¿cómo amaneciste? ¿te duele menos el tobillo?

Le miré sonrojada. ¡¿Estaba despierto?! ¿Como no me había dado cuenta?. Aparté las manos de su cuerpo rápidamente.
- L-l-l-lo siento.... pe--pensaba que estabas dormido - Tartamudeé con la voz un poco desafinada y carraspeé molesta por ello. Me sentía un poco abochornada. ¿Cuanto tiempo llevaba despierto?.
- E-e dormido muy bien, gracias... - Dije y me incorporé un poco y me miré el tobilla. Parecía menos hinchado que la noche anterior, y seguía notando leve dolor al moverlo demasiado. Me recosté nuevemente en la cama y le miré - El tobillo esta...bueno, mejor que ayer, <.< me caí un par de veces por las escaleras

- Bien respondió monótonamente ¿Vas a querer irte hoy o prefieres esperar que tu tobillo se recupere? fue su pregunta, ahora le había despertado una curiosidad por la muchacha por el hecho de que había acariciado su espalda sin mostrar al menos ningún tipo de asco o recriminación.

- ¿Por qué acariciabas mi espalda hace un momento? era imposible ya quedarse con la duda, tenía curiosidad, aunque su actitud mostraba una frialdad absoluta.

Sopesé su pregunta. Por lo que sabia de medicina era mejor esperar a que el pie descasara, si me quedaba allí tendrían que ser mínimo un dia mas, incluso dos, y ciertamente no quería ser una molesta.
Su segunda pregunté me pillo por sorpresa. Sentí como me sonrojaba un poco. Vale, lo reconozco, acariciarle a alguien una enorme cicatriz de la espalda mientras que duerme es un poco raro, y mucho mas teniendo en cuenta de que hablábamos de Geyvor.
- E-eh.....- Dije mientras miraba de reojo a la pared, no sabía donde meterme. ¿Es que había un porque exacto para hacer las cosas? Simplemente.....había querido acariciarla ¿x-x tenia eso algún otro motivo subconsciente?- S-supongo por que me llamo la atención.....m-me parece bonita..
Admití sin saber muy bien que decir, la verdad es que aquella cicatriz llamaba mi atención de sobre manera

- No recuerdo como me la hice, de hecho no recuerdo nada antes del día que casi muero por esta herida dijo sin apartar su mirada de la pared, donde desde hace un rato la había posado, y volvió a mirar a Lydice de reojo, el sonrojo que tenía la hacía ver provocativa a sus ojos, y el gesto de morderse los labios quizás por saberse descubierta le quedaba mejor aún.

Ahora que recordaba ¿a quién más había permitido que invadiera su espacio personal de aquella manera aparte de su hermana? a nadie, quizás eso era el problema, simplemente entía curiosidad por la persona que lo había invadido de tal manera en tan corto tiempo.

Se paró de la cama luego de soltar un sonoro bostezo, acción que lo hacía ver más humano de lo que normalmente se veía. Cerró los ojos y se revolvió el cabello al pararse para luego ver la luz que se estaba colando por la ventana con bastante fastidio.

- ¿Te ayudo? preguntó volviendo sus azules ojos a la rubia.

Le miré sorprendida por su primeras palabras. No sabia nada de aquello (algo evidente). ¿Le habría molestado que le recordara su pasado? Por lo que aparentaba no lo parecía. Le sonreí inocentemente mientras me frotaba los ojos, desperezándome. Sería mejor no darle mas vueltas.
- Pues a mi me gusta - Le dije mientras le sonreía y me acercaba al borde de la cama, con cuidado de no hacer ningún movimiento demasiado brusco que pudiera hacerme daño en el tobillo malherido. Asentí con la cabeza y estiré las manos hacia él para que me ayudase

Se acercó hasta ella para tomarla ligeramente por la cintura con uno de sus brazos. La mano que le abrazaba se deslizó hasta llegar a su espalda, y la otra acarició en un roce inconsciente sus piernas para posar su brazo por detrás de sus rodillas, para alzarla, sabía que si la ayudaba a caminar en algún traspié ella terminaría lastimándose más, así que era preferible cargarla.

- Siento si he sido confianzudo, simplemente te recuperarás más rápido mientras menos uses ese pie y con esa simple frase caminó hasta la puerta de su cuarto. Por favor abre la puerta, tengo las manos ocupadas

Le miré un poco sonrojada y sorprendida sin entender sus actos hasta que me levanto y me agarré a su cuello.
- Gra-gracias... - Susurré mientras abría la puerta con una mano y pasaba el otro brazo para mantener mejor el equilibrio. No me parecía necesario que me tuviera que cogerme así, pero bueno, parecía que se había levantado de humor en aquella mañana y no me apetecía despertar de nuevo a Geyvor el huraño. Salió al pasillo con cuidado y nos encontramos con la mirada extrañada y medio dormida de Nick y sentí como me sonrojaba un poco. De vía de ser extraño vernos asi, y como no podía hacer mucho mas, después de saludar a Nick escondí la cara contra el pecho de Geyvor.